Es muy importante para un neumático mantener la correcta presión de inflado y alinearse a los parámetros que marcan los fabricantes. Esto puede brindar grandes beneficios como un menor consumo de combustible, mayor capacidad tractiva, menor compactación de suelo y mayor durabilidad de los Neumáticos. 
Lo primero que se debe tener identificado es la estructura de la llanta (Radial o Convencional), se puede identificar mediante su nomenclatura ya que la presión de inflado es distinta para cada estructura. 

Los neumáticos convencionales tienen una técnica práctica y sencilla para ajustar la presión del aire, consiste en ubicar a la máquina sobre un suelo firme y plano. Una vez posicionado verificar que el taco que se encuentra sobre el suelo y centrado al eje de la rueda se eleve un poco de su extremo exterior (aproximadamente 8 mm). Si se eleva menos, significa que está desinflado y tendrás que agregar mayor presión de aire hasta alcanzar los 8 mm de elevación. Si llegara a superar los 8 mm, tendrías que accionar la válvula para permitir la liberación de presión excesiva hasta alcanzar la altura de taco indicada.
 

En los neumáticos radiales, a diferencia de los convencionales, el taco central debe quedar completamente apoyado sobre el suelo y lo que se debe verificar es la flexión que se genera en el flanco del neumático. Una condición muy próxima a lo ideal, es lograr que el ángulo inferior del flanco sea entre 50º y 60º. Si el flanco presenta un ángulo mayor a 60º, estará sobre inflado y se perderán los beneficios de un neumático radial.
 

Un neumático radial sobre inflado se comporta de manera similar a un neumático convencional perdiendo sus beneficios (mayor tracción, mayor durabilidad, menor compactación, etc.)
En cambio, si el ángulo es menor de 50º se corre el riesgo de que un elemento punzante (tallos de soja, ramas, alambres, etc.) deteriore o pinche el flanco (zona más débil) del neumático. Por estas razones es importante ajustar las libras de inflado hasta lograr la angulación indicada.

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